Soy una persona especialmente visual, muy del refrán de «Una imagen vale más que mil palabras», y siempre tiendo a analizar con detenimiento lo que me rodea para no pasar por alto ningún pequeño detalle.
La fotografía con macro siempre me ha encantado, el constatar la manera en cómo un pequeño centímetro cuadrado es capaz de deleitar y cautivar mi atención.
No me he podido resistir a dejar constancia del microcosmos que habita mi pequeña libreta de artista dedicada a LLUIS VIVES, donde sus palabras, reflexivas y sabias, conviven con plantas recolectadas de mi jardín mediterráneo: hiedra, tréboles, bouganvilla, helechos, capuchinas, aglutinadas por la noble tinta negra y asentados todos sobre un lecho de celulosa impregnado en tinte de nogal.